Inevitablemente me has abandonado,
en los momentos más desesperados
cuando la razón carcome.
He desmenuzado la carta insomne,
que habita está casa vieja -me dice-
“el tiempo sabe detenerse
y avanzar como una sombra”
Ya hemos estado aquí,
contemplando el precipicio;
la seductora idea de saltar
y vencer el vacio, o entregarse
al miedo acechante del dolor agudo
-ruido- se distorsionan los pensamientos,
es una cabeza llena de radios obsoletos
Irremediablemente caminas
por la cumbre de púas marchitas
y has callado esa estima cuando
las cosas mueren y se elevan himnos.
Ya hemos vivido aquí,
en este mundo tuerto,
nos han tatuado la misma cicatriz
en la mano oxidada.
¡También hemos muerto aquí!
-meditamos- mientras todo se derrumba.
Somos -te alejas- -somos- me escondo
Somos -sospechas- -somos- reacciono
Inconclusamente me sigues.
Trato sigilosamente de perderte
-ya lo he hecho antes- combatiéndome
en lecho de la despedida.
Siguiendo esas huellas desconocidas
Ya hemos llegado aquí,
a esta austera búsqueda de migrantes
-nos mentimos- recorriendo
los arrollados suburbios de las tormentas.
Y seguimos -engañándonos-
en eclípticas miradas que configuran la nada
Inadvertidamente no sobrevivimos,
solo nos invocamos cada noche cuando el polvo se levanta…
Esperando la nueva orden y girar la marcha.
Ya nos hemos rendido tanta veces
-inaceptablemente- que los nombres sean borrado,
hasta inundar la hazaña (pérdida) …
…Y vienen las aves del murmullo, se acercan y dicen
“allá afuera una sombra espera,
dice que se le enredó algo en los dedos,
y no sabe como ha llegado hasta aquí (ti) “