lunes, 18 de enero de 2010

Así me dejaste tú



Con el súbito recuerdo de la infancia enmarcada,
entre el canto del columpio taciturno,
susurrando que hay minutos que trascienden en el silencio.

Como la neblina de la madrugada,
que se disipa, dejando en evidencia las ruinas
de un pasado que comprime la verdad en pasos falsos.

Como un barco naufrago llegando a paisajes congelados;
su tesoro sin nombre perece en el fondo perdiendo su valía,
no hay mapa que se trace su camino, sin pirata que desee su contenido.

Con mi sombra rondando en bosques húmedos,
zumbando en mi nuca cucarrones voladores,
cercando murciélagos a mis grutas.

Con delirios vertidos al desierto,
cielos tornasoles truncados de vuelo;
Aparece la huella de otras historias, personajes donde perduran sus palabras.
Ocasos móviles que rutilan intermitentes entre brumas.


Con miles de matices en mis labios,
con versos desconocidos, escollos de mi alma,
razones disparatadas de un espíritu errante.

Así me dejaste tú:
Con semillas resarcidas a lo largo de los años,
exóticos frutos misteriosos que se asoman al alba
fluctúan con los sueños
aromatizan decisiones
y me dejan : Con sabores de un vuelo fugitivo,
antojando a mi alma el plato de la huida.

Con el eco de vuelo de hadas sacrificadas a la realidad entumecida,
en castillos perdidos entre valles, que nacen de la magia,
vaciando a sus timones otros paisajes, otros deseos…

Con mis rizos desechos cuando pelearon con el viento,
dejaron en mi pecho las marcas de abultadas palabras que
se detuvieron en la punta de la lengua,
y el desaliento de esa tregua del silencio y sentimiento,
se escurre en las ventanas estrelladas.

Me dejaste, con la luna muda y sus jardines marchitos,
collares de flores en un mítico destierro,
con fantasmas extraviados penetrando en mis sueños,
refregándome sus rostros, amarrando mis manos a la cama.

Me dejaste, con un extraño deseo,
de consumirme entre el humo del destino travieso,
perderme entre sus cortinas que bañan la aurora,
que traza la línea del mar en la playa.

Me dejaste, con un aroma entre música y arena,
con el rebelde recorrido de mis venas,
con un respirar tenue en la noche,
con mi boca desnuda ante besos que se tallaron en las nubes,
eclipsando mi corazón en cada instante

Me dejaste, ajena a mi, el día un diario descubrir,
mi alma como una cometa que alzo vuelo,
mis manos atadas a tristezas del pasado,
y mi vida a vaivenes de tormentas esmaltadas,
adornándose de sonrisas, con la victoria en la desdicha.


Así me dejaste tú:


Profunda melódica tristeza, inmersa entre tu penetrante esencia,
ahora oscila la mirada a través de las montañas
tu agridulce manto se posa en mis mejillas, sellando a mi ojos

los otros colores que se estallan en tu ausencia.

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