domingo, 11 de abril de 2010

Vete y calla.







Vete y calla, el silencio funciona mejor en tus ojos de muralla,
en la afonía singular de tus palabras.

Vete, al amanecer, y empaca la niebla de rocío contigo,
para que no escarche el césped, dejándolo con huellas húmedas

Calla, al anochecer, para no llorarle a las estrellas,
bella sinfonía de luz que despertó mi alma.

Vete y calla, para contemplar tu figura en la distancia
(esa figura jamás de arrebata) el eco de los últimos pasos,
que veré en tu camino, esa huella indeleble que recorreré por siempre

Vete, para mantener entre mis recuerdos como lo que eras,
esa sonrisa radiante, mágica,
ese placer de la vida que se anidaba
a tu boca para hablar de futuro.

Calla, para no recordar ese otro tú, que se asomaba,
señalaba al todo y a la nada, a la búsqueda
de culpables de los escollos del presente, del fraude de su suerte.

Vete y calla, ya que el paisaje a mi encantan
y a ti los verdes solo son verdes, y aquí o allá todo es igual,
en cada cuidad un puerto, leyenda y desacierto.

Vete y calla, ya mañana brillarán mis ojos
con el vuelo de pájaros y las mariposas en las flores

Y tú, buscarás entre carreteras el destino que no fue tuyo ni mío.

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